Hoy hablaré de una gran película llamada “Big Fish”, una historia muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver y que es capaz de conmovernos de una forma bastante curiosa.
La película trata de un hombre, Edward Bloom, que desde hace años se ha encargado de contar historias sobre sus vivencias de joven, la mayoría de ellas con un encanto y unas circunstancias difíciles de creer, en las que se entremezclan sucesos que rayan lo fantástico con otros que se enfrentan con las leyes de la naturaleza. Sin embargo, todos sus conocidos disfrutan con sus historias, excepto su hijo, que no las cree y al que le sacan de sus casillas. Cuando Edward enferma, su hijo viene a visitarlo junto con su mujer, y aunque inicialmente muestra sus reticencias, intentará que la relación entre ambos mejore.
Mientras tanto, iremos conociendo la vida de Edward a través de sus increíbles y maravillosas historias.
Se trata de una película tan emotiva como inolvidable, que comienza de una forma bastante extraña que nos hace plantearnos si merece la pena o no seguir viéndola. Personalmente durante los primeros minutos dudaba bastante sobre si era una película buena, porque era tan rara y con algunos momentos tan fantásticos e infantiles que no acababa de verle la gracia. Pero conforme la película avanza nos vamos introduciendo en el mundo de Edward y nos damos cuenta de que la película es un encanto y que merece la pena hacer una mención especial. Con deciros que al final me emocionó y que ahora la considero una de mis películas favoritas creo que lo digo todo…
En cuanto a interpretaciones, fantástico el papel de Ewan McGregor (que ya protagonizó Moulin Rouge y me gustó un montón) como Edward de joven, protagonista de las fantásticas historias que luego cuenta y que nos transporta a lugares impensables y nos presenta a personas increíbles.
Desde mi punto de vista se trata de una película estupenda para pasar un rato agradable y embarcarnos en una aventura tan extraña como maravillosa.
Muy recomendable.
