Hablamos
Sin embargo, ahora tiene la posibilidad de convertirse en toda una princesa… pero el camino no es fácil y su abuela, que está empeñada en convertirla en toda una señorita, no cejará en su empeño ni un solo instante, por mucho que proteste la nieta. ¿Será capaz nuestra protagonista de dejarlo todo a un lado y cambiar de vida? No seré yo quien responda a esa pregunta, jaja.
La peli, como ya os digo, es una historia sencilla y sin demasiadas pretensiones aparte de entretener, para ver en la sobremesa y orientada a un público infantil/adolescente. Es la clásica historia del patito feo que de buenas a primeras se convierte en cisne, abogando por la idea de que más dinero significa más felicidad (cosa que me disgusta bastante, pero qué le vamos a hacer), aunque se quiera disfrazar un poco con la idea de que ‘el amor es más importante’.
Con respecto a las interpretaciones están bastante bien, tanto la de la chica protagonista como la de su abuela, que son las que más tiempo copan la pantalla y las que dan más juego. La joven princesa está bien en su papel, protagoniza algunos puntos divertidos y por lo general es bastante creíble, lo que no está nada mal. Su abuela, dado que es una gran actriz, no hace menos, y desde luego tiene un papelón como sargenta que quiere ‘enderezar’ a su nieta cueste lo que cueste. Muy bien ambas, por tanto.
El desarrollo de acontecimientos no es nada espectacular. Todos sabemos más o menos por dónde van a ir los tiros, y aunque la historia tenga unas pequeñas modificaciones no son sorpresas muy llamativas. Hay momentos llenos de humor, otros un tanto ñoños y bastantes emotivos, que sin duda consiguen un resultado bastante bueno para los peques de la casa, pero que a los mayores nos resultará un pelín empalagoso. Eso sí, no está mal, que quede claro.
Así pues, se trata de una película simpática, entretenida, con la que pasaremos un buen rato en familia pero que tampoco nos marcará, sino que una vez vista pasaremos a otra cosa y todos contentos.
