Os voy a hablar a continuación de una peli que puedo afirmar que es de una de las más bonitas y extrañas que he visto en mucho tiempo, a partes iguales. Se trata de K-Pax, y está protagonizada por el genial Kevin Spacey.
La historia que se nos cuenta trata de un hombre que aparece en una estación, en mitad del gentío que hay en ella. Su forma de actuar es bastante extraña, por lo que no tarda en llamar la atención de la policía. Al final, lo único que se le consigue sacar en claro es que dice venir del planeta K-Pax, por lo que no tarda nada en acabar en un psiquiátrico junto con un variopinto grupo de enfermos mentales.
Lo curioso es que aunque en un primer momento lo toman por loco, para sorpresa de todos, entre ellos el médico que lo trata, tiene pruebas que parecen demostrar que lo que dice es cierto.
Así entramos en una curiosa historia en la que no sabemos qué pensar de toda la información que nos va llegando, al tiempo que nos sirve como reflexión acerca de la vida, de lo que merece de verdad la pena y de dónde está la línea que separa a la persona rama de la enferma mental.
Y si queréis saber cómo acaba todo y quién era en realidad el extraño personaje, sólo tenéis que verla y juzgar por vosotros mismos.
La película es interesante desde el mismo comienzo, y no nos va a aburrir ni un instante. Lo único que me decepcionó un pelín fue el hecho de que ingresaran al prota en el psiquiátrico, porque pensaba (no sé muy bien por qué) que la peli se desarrollaría en mayor medida en exteriores. Pero la decepción me duró bien poco al percatarme de la originalidad y del valor de la historia, lo que compensa con creces cualquier inconveniente que podamos observar.
En cuanto a la trama, la intriga se mantiene constante con el paso de los minutos, manteniendo expectante al espectador, que desea saber en qué va a terminar todo esto, por lo que no hay quejas en este sentido.
Las interpretaciones son todas bastante buenas, pero me tengo que quitar el sombrero ante Mr. Spacey, que hace gala de una calidad interpretativa soberbia y da una credibilidad insultante a su personaje; tanto que consigue no desvelar al espectador más de lo que él quiere, y por muchas cábalas que hagamos no estaremos seguros de nuestras conclusiones en ningún momento.
Y por si fuera poco, la cinta se adorna por una banda sonora preciosa, emotiva y sugerente, que nos permite relajarnos en el sillón y disfrutar de la historia que se va desarrollando en la pantalla.
Desde mi punto de vista se trata de una muy buena película, extraña y diferente a lo que solemos ver, pero de gran calidad y que deja muy buen sabor de boca.
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