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domingo, 2 de enero de 2011

Vaya caos: cuando el orden es imposible

Voy a hablar a continuación de una película que se llama ‘Vaya caos’, interpretada por Ryan Reynolds. Se trata de una comedia que me había pasado totalmente desapercibida, pero que -aventurero de mí- me lancé a ver ayer mismo.

La historia que se nos cuenta trata de una joven pareja que está a punto de casarse. Sin embargo, ante las dudas de última hora del futuro esposo, su suegro, Frank, un hombre severo y meticuloso, le invita a realizar una reflexión. Para ello, nada mejor que contarle la historia de su matrimonio.

Así comienza una curiosa sucesión de anécdotas en la que iremos conociendo las peripecias por las que se ve obligado a pasar el personaje de Reynolds, y entre las que no faltan malentendidos, situaciones enrevesadas y momentos desconcertantes.

La historia en sí no es nada del otro mundo, pero está contada de una forma que me resultó muy original. Las situaciones en algunos momentos resultan un tanto disparatadas, pero por lo general están muy bien escogidas y tienen su punto, de forma que resulta en ciertos momentos divertida, tierna, emotiva e interesante, al llevar un mensaje al espectador.

Los protagonistas lo hacen bastante bien, en especial Frank, con su costumbre de planificarlo absolutamente todo y su cambio de comportamiento conforme va avanzando la historia. Se muestra muy convincente y desde mi punto de vista es el más destacado del elenco. Los secundarios no lo hacen nada mal, pero tienen un papel más uniforme y estándar, con menos posibilidades de explotar sus aptitudes interpretativas.

No veremos grandes efectos especiales, ni peligros ni gestas heroicas. Todo lo que sucede es de lo más normal; podría pasar perfectamente en la vida real, y por ello resulta muy creíble.

Con respecto a la película la verdad es que no es una obra maestra ni tampoco es la historia que nos llega al alma o recordamos durante largo tiempo. Está entretenida, no da tiempo para aburrirnos (entre otras cosas porque es muy corta, unos 80 minutos nada más) y se pasa bastante bien. Tampoco es una historia de amor ni una película en la que reiremos a carcajadas. Hay de todo un poco, pero de nada en exceso.

En resumidas cuentas se deja ver, sirve para pasar el rato y deja buen sabor de boca, por lo que la recomiendo para una de esas tardes en las que no apetece salir a la calle y sí quedarnos tranquilamente tumbados en el sofá.

Dejo aquí el tráiler de la película:

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